Cuando se pierde el miedo

Es ese momento en el que puedes liberar tus sueños y te esfuerzas para vivir las experiencias al máximo.

Cuando los límites de tu cabeza desaparecen, reconoces que puedes lograr cosas que tal vez en algún momento solo llegaste a imaginar. Nos deja de preocupar el que dirán y te das cuenta que puedes actuar de la manera más natural y simple. Eres uno con tus sueños y la vida te muestra oportunidades que no alcanzabas a ver, pues tu mirada estaba puesta en cuidar los detalles para no fracasar, nublando la mente, dejando de lado todo lo que se pudiese aprender y lograr.

El miedo provoca la frustración de saberse atrapado en un concepto que no nos convence del todo, pues lo único que hace es potencializar el riesgo aparente de la situación que enfrentamos.

Somos más de lo que imaginamos, somos más de lo que creemos. Nuestro principal enemigo somos nosotros mismos, pues somos los primeros en poner obstaculos a  cualquier cosa que nos represente un reto.

La vida es muy corta para ver nuestros sueños desvanecidos por el miedo. Perdemos de vista el amor propio y nos dejamos rodear por interrogantes que nos alejan cada vez más de lo que somos capaces de hacer... de lo que somos capaces de SER.

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Luis Fernando Cruz Ramírez

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